[…]
En un jardín en llamas
En el jardín en vano del silencio y de las noches de hierro
Y el hielo que escupe sobre el hombre
Y es escupir en vano
Porque el hombre no existe.
Leopoldo M. Panero
*
[...]
Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida, que la muerte tiemble al recibirnos.
Bukowski
*
HOY ES SU CUMPLEAÑOS.
Mantente en pie, cabeza mía, caminaremos toda la noche, la arrastraremos cuesta arriba hasta llegar a la cumbre de nuestros pensamientos más bajos.
Cuerpo mío, nada de reflexiones al entrar al mundo, nosotros somos el sin sentido que se mueve a través de lo luminoso, mientras todos se hunden en la sombra del día.
Cabeza mía, controla el brote constante de tu sueños mientras desgastamos nuestros pies contra el cielo.
Alguna vez llegué tarde y te encontré amando enloquecidamente una sombra, una sombra que no le pertenecía a nadie, cabeza, con los ojos poblados de flores reías.
Cabeza mía, cuerpo mío
Anduvimos despiertos toda esta sonrisa, por las avenidas de las constelaciones, entrando en la atmosfera, como fabulosos materiales errantes, iluminando los ojos de ellos, que nos veían pasmados, sosteniendo sus ojos con fuerza en sus cráneos
Cabeza mía, ese espectáculo que no olvidarán fuimos nosotros, mientras entrábamos violentamente a casa, entre las nubes, bailando entre su espanto maravilloso.
Saldremos esta noche, cuerpo mío, sin dudar más, sin dejar ni un solo centímetro para la cordura tuya, cabeza mía, bailaremos
Tú y yo, cabeza mía
Yo y tú, cuerpo mío
Bailaremos
Con ustedes
y con ellos
Hasta
el fin.
[vengo
CUERPO DIVIDIDO
Ernst Hemingway sobre Francis Scott Fitzgerald:
Abrir pequeños espacios en el cielo, agujerear la tensión celeste, por la que tiemblan mis ojos desde tierra. Aprender la correcta respiración para el momento después de pronunciarte, ya sin calles, ni vestidos en el baile de mi alegría, sin ti. La música que habita este pequeño espacio, viene lenta, trepando las paredes, llenando la vasijas de la cocina, en la hora donde germina la rabia.
Que encuentres las palabras que calmen tu búsqueda y si la búsqueda se extiende que sea un camino, digno de ser recorrido, con un largo vestido, tan largo como la sonrisa que dibujan los niños en los cuadernos. Que la dicha sea la plenitud que encuentro a la hora de ser uno en un solo sueño.
Imagino que los héroes siempre tienen el mismo final. ¿Desde niño pensé en lo que podría obtener de uno? Las penas, las cargas, los momentos épicos, realmente absurdos y patéticos, qué final encontrarían atrapados en sus pacificos corazones.
Tiempo después conocería a Johan Libenart, lo recordaría por siempre, huyendo, por toda Europa, hasta no poder más consigo mismo, hasta escribir, Ayúdenme, hay un monstruo al interior de mi que va a estallar.
Todos los mecanismos utilizados en la enseñanzas de las escuelas nazis estaban en su cerebro, en especial las de el profesor Bonaparte.
En su corazón todas las cosas son del pasado, el está allí presente, ante mis ojos, sin poder verme.
*
Reconstruye tu casa
piedra por piedra
con cada una de las
que encontraste en tu viaje
Ayer
se encendía en la montaña
la duda
los niños durmieron temprano
al regazo de una luz
desde lejos me pregunto por ese hogar
por esa luz
por los sueños sus lejanos
me pregunto por mi viaje
por el cielo
por las estrellas
por este corazón pesado
que es mi casa
Yo también fui elegido por la noche
En la prédica de la nube
En su silencioso trajín.
Que esta alegría me diga el origen de mi herida más preciada
De esta alegría sin trayectoria definida
Servida de extremo a extremo en la mesa
Y
He reconocerme en el humilde tránsito celeste
tal vez como un ave
o
solo polvo que gravita
que no define
pero
que
da
consistencia
al
universo
“Si la carne permite este incendio es porque esconde un anhelo de cenizas”
Ámalos a todos
Ama el espacio que ganaron sus manos mientras escribían el sueño delirante de los justos
Ama la extensión de su hambre
Su peso y circunstancia
Su reino involuntario
Ama el sexo descubierto que agita la luz de los días derrotados
Inclínate
Toca el bronce que resplandece entre las flores amarillas de los viejos nuevos sueños
Aquellos que despertaron en sus ojos un hermoso temporal de incendios
Ama el magnífico animal que aparece luego que la carne cesa
No sabes cómo en nombre de las cosas más sagradas han sucumbido al espejismo de la vida
Y el cielo como un hermoso intruso ha llenado de espuma sus bocas
[De visiones este paisaje inmaculado
Por las sombras de la espera germinan]
Si desde mis ojos un animal acechara su bronce
El diamante amado de la utopía
Probablemente la poesía sea su guarida perfecta
¿Quiénes caerían abatidos en los campos donde corren desnudos los amantes cuando la luz los revele?
El dijo que tenía un don magistral, condiciones con las manos y dedos que no habíamos visto.
Chica bonita, no quiero hablar ni articular los días. He despertado temprano hoy, a la fuerza. Un cúmulo de tus mentiras, lo más asqueroso que he leído en mi vida, una y otras en tu delirio evidente.
Me siento feliz de haber podido abrir los ojos y ver como se secan las flores y tu torpeza clarifica el mundo, perfecto a la medida de tu estupidez.
Arde el recuerdo pero no brinda calor, nos falta el abrigo, la lengua que enterraste para que no pudiera nombrar cada una de tus cosas.
Disculpa, todo esto comenzó sin tu permiso, cuando todo giraba vertiginosamente allá afuera lejos de cualquier estación, mientras pensaba en tu angelical inocencia, tanto que llegué a creer que era un ángel, así como tú en los hoteles anónimos dónde te creías a salvó, pero yo estaba desnudo y hermoso en medio de todas las plazas coloniales que pensabas guardaban silencios preciosos, pero viniste con tus excusas, con sus brillantes alucinaciones, viniste aunque no pudieras tocarme.
Nueva York te dije, como si nombrara a un asesino serial.
Nueva York repleto de ángeles en speed.
Adivina el nombre que empieza a hacer espuma en mi boca.
¿Ésta es la rama que se quiebra por el peso del tedio?
¿Cuál de todas las bellas razones debería sacar a la luz?
Niña bonita los secretos los tengo enumerados como una lista de bellos momentos en los que no sabrás a dónde huir.
*
No hay elección sin libertad. No somos nosotros quienes estamos muertos por dentro. Todo esto que encuentras en nosotros tan débil y despreciable, es justamente el precio de ser libres.
Ya no me perderé en ninguno de los trazos de Siza
ni en la caligrafía de nuestros pasos a la hora de soñar un hogar
el mundo siempre fue el mismo pero no lo advertíamos tras el humo
En su categoría diaria siempre fui su color más triste