jueves, 10 de octubre de 2024

La traición del oro


Pierden el día
esperando la noche
y la noche temiendo
el amanecer.
Séneca



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Regreso a lo mío: a las apuestas, al hipódromo, a las butacas sucias y vacías. 
A ver a mi viejo caballo, famélico, cansado. 
Regreso para verlo trastabillar por los carriles infinitos, contra su voluntad, convulsionando en cada tramo, mientras pienso: 
"Qué bello es ver morir a un caballo. 
Una bestia inigualable. 
Qué bello es ver morir al caballo que amas. 
Su pelaje brillante, solo visto por tus ojos. 
Qué bello e irónico, abrazar lo que pronto está por partir 
y no poder sujetar lo que se va 
y desconoces por completo."

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