Día siguiente al "43"
Eras mito con la elegancia infinita del caos. Un himno donde los niños escriben sus nombres en las páginas del futuro que huele a helado de vainilla.
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Llegar a Berlín significó sentirse en casa, ¿a qué podríamos nombrar una casa?, mentiría si digo que tengo un imagen clara de los dos primeros días, solo destellos, una balacera brillante de instantes eternos, ahora detenidos por los químicos de un papel fotográfico, como decía el buen rey lagarto: "El rifle del francotirador es una prolongación de su ojo. Mata con injuriosa visión", la visión del vino, creo que me convertí por un momento en el asesino del fuego, devorando la memoria, mi memoria, para luego descubrir en ella, valiosos tesoros revestido por el olvido. La primera de esta noche a ustedes por su gran arte de no conocer fronteras en los límites de la realidad y tienen razón cuando dicen: "La vida es brillante y vacía como las bombillas que hoy nos ciegan".
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