Oh claro, su magnífica luz.
-Déjame pensarlo-
¿Apártala de mi, sí?
[76]
La redención es posible:
seducir los ojos de la furia a través del deseo,
ese que aguarda tras la contemplación.
Las espadas no son más que siervas de la voluntad,
brillan con violencia solo cuando las miradas
se apartan de su filo.
[45]
Habías recogido todo lo que creías esencial de la ribera,
sin pensar que la sombra, esa que refrescaba tu mente en los días soleados,
terminaría arrebatándotelo todo.
Poco a poco sentías que no pertenecías a ningún rincón del planeta,
de ahí tu obsesión por las ruinas,
por lo esencial que el tiempo no logró arrancarle a la voluntad.
[99]
¿Por qué tarda tanto en llegar?
No extraño la sensación de la lluvia,
pero algo, alguien,
debe barrer estas calles llenas de sombras.
Que queden desiertas,
como el desierto que llevamos dentro.
[03]
Déjame bailar y ver sus rostros estrellarse contra las paredes,
con esos gestos desencajados ante el desconcierto magnífico del mundo.
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