180 km/h sobre un gramo blanco
Las palabras se diluyen:
la tuya, la suya, la nuestra.
Fusiles en fila. Silencio.
Nada nos toca.
Niños danzan, frenéticos, como un rebaño salvaje.
Solo ellos. Nosotros.
Nuestro cielo es una flor quemada, los pies se hunden en su ceniza.
—No podrás sonreír con esa moneda falsa—.
Convulsiones suaves, saliva cayendo sobre la tierra.
Hermosos, extraños.
No serás feliz entre nosotros.
El azúcar nos llama. Bailamos sin fin.
Tus palabras, "las importantes", se apagan.
Solo bailamos.
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