Un gallo ciego
canta en mi ventana
su intuición del sol.
45 rpm
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Tienes un rostro, aún lo sientes, pero es un secreto perdido, enterrado. El mundo te mira y ve al ave, un cuerpo único, enredado en su propia fábula. Mito. Carne y tiempo deshechos, envueltos en una fábula rota. Atrapados. Vibramos al borde, siempre a punto de desaparecer. Lo irreal nos devora.
El mundo, silenciado. Bebías el desencanto como si fuera una fuente de vida. Sabíamos que no todos volverían, pero ya no importaba. La dinastía del ave: colapsa, Los rostros caían como hojas muertas. Cantabas, y en tu voz ellos seguían vivos. Afuera, las banderas ondeaban. No reconocías una patria. Solo aire.
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Tienes un rostro, aún lo sientes, pero es un secreto perdido, enterrado. El mundo te mira y ve al ave, un cuerpo único, enredado en su propia fábula. Mito. Carne y tiempo deshechos, envueltos en una fábula rota. Atrapados. Vibramos al borde, siempre a punto de desaparecer. Lo irreal nos devora.
90 rpm
Sabes que aún conservas un rostro, pero es desconocido para todos. En el mundo, todos pensaron que tú y el ave eran la misma entidad, desconocida y extraña, sumergidos en el mito, entre lo imposible.
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