lunes, 9 de diciembre de 2024

La nausea: El olor de los girasoles

[…]
La redención es posible, 
seducir los ojos de la furia a través del deseo que aguarda tras la contemplación.
 Las espadas son en realidad peones de la voluntad, 
brillan intensamente cuando las miradas se alejan de ellas






Un dragón asciende por mi cabeza.

El nombre de la criatura que lo abstrae es miedo.
Dijimos: Pronto los viajes cesarán.

Cuando el mundo era una idea reciente 
Contemplábamos animales calcinados por el tedio en auroras que nos cubrían de oro sobre el océano.
Mi nombre es O.
Nada de lo que ves me pertenece.

Siento alivio al reconocer el derrumbe que acecha en toda templanza.
¿Cuál es el camino que recorres, enloquecido, buscando el aroma de algo olvidado?

Un dragón asciende desde mi columna vertebral y me enlaza con el cielo.
Cuando cierro los ojos,
me vuelvo una línea finísima que captura el vacío en fragmentos.

W dice que flota sobre un infierno de flores. Tal vez no lo hayas notado,
pero el espanto también tiene pétalos y colores fascinantes.

Mi mandíbula giró 360° al amanecer.
Recuerdo recordar tu nombre, cada vibración que detenía el vértigo suspendido en la breve idea de tu carne.
¿También buscas tesoros en las sombras, donde los ojos abandonan la certeza?

Esta procesión de sentidos, atrofiados por lo verdadero, acaricia los juncos de una infancia detenida por las distancias.

M, sabías que la fortaleza que buscas está enredada en los cabellos de una mujer semejante a mil mujeres de humo.
¿Sabías que guardan un relato?

También secuestraron el mar, el que imaginaron otros,
antes de que golpeara su desesperación contra las piedras.

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