lunes, 30 de septiembre de 2024
Las miserias del oro 2
Los cuerpos caían, hermosos y ligeros. Uno de pie era solo el espanto. No comprendo qué fuerzas nos arrastran al fondo de este río transparente. El cuerpo, condenado a sus mareas, avanza.
¿Cuánta distancia hay entre la palabra y este impulso luminoso?
Ellos no quisieron ver el ciclo infernal que les impuso el entendimiento. Hermosos y ligeros cayeron, empujados por otros vientos, cegados por la sed de una revolución fantasma, bajo un cielo que siempre albergó todas las voces.
¿Hacia quién lanzaban su grito?
¿Hacia otro grito?
¿Qué revolución tejían, sabiendo lo breve de su luz?
Ciegos, avanzaron hasta perderse en voces. Enloquecidos por la fragilidad, avanzaron. Empujados por el miedo, avanzaron. Por la compasión, que solo era el reflejo de su distancia. Avanzar era demasiado decir; giraron en círculos, perdidos, distorsionando lenguas, la boca llena de espuma, mordiendo rabia, hartos de devorarse.
Mis hermanos, perros locos por el olor, se lanzaron contra un muro, pensando que ese aroma sería el único camino. Mis pobres perros, con el hocico roto de tanto hacerse un mundo en la boca, enloquecen con la luna, con el celo, con el poder, con esos sueños que creyeron universales.
Uno de pie era el espanto, esperando la única transformación posible: la muerte.
viernes, 27 de septiembre de 2024
Cosas de seres altiplánicos
Después, ansiaba inhalar el polvo del Sahara que viajaba hasta el Amazonas, cargado de minerales, de historias que nadie cuenta. Veía cómo millones de metros de tierra, secos y agotados, se cubrían de una nueva capa fértil, mientras el mundo detenía sus motores, como si la respiración colectiva se calmara antes de una tormenta. Sabía que no era la única a la que no le importaba el resto. Sabía que algo, en algún punto, iba a frenar este movimiento. Y entonces, sin previo aviso, saldríamos disparados, nuestros cuerpos cruzando el vacío, fragmentados en mil direcciones, desvaneciéndonos entre los brazos de la Vía Láctea.
martes, 24 de septiembre de 2024
El arco de los niños perdidos
lunes, 23 de septiembre de 2024
Los falsos resplandores: El camino a casa
Larry Flynt,
Y vuelvo a ladrarle a las ruedas del día, que giran sin parar sobre mi cabeza como cuchillas que nunca se detienen. Muerdo ese sol que se adelanta en el horizonte, ardiendo en mi boca. Corro como un loco, mitad sueño, mitad rabia, cada mañana, descansando bajo la sombra delgada de un cuerpo que ya no recuerdo. Vuelvo a la locura de los ciclos marinos, el agua agita las melenas de los amantes hundidos en las profundidades, atrapados, sonriendo bajo el ancla de un solo nombre. Todos caminan atravesados por una espina que llaman vida, de la cual me deshago, lentamente, arrancando trozo a trozo, hasta que no quede nada.
sábado, 21 de septiembre de 2024
La miseria del oro
¿En qué lengua se traducen los espasmos de este delirio?
[1972, nadie sabía por qué]
Temías amanecer.
[Ellos temían que amanecieras]
Debo limpiar el desorden de tus pasos en este pequeño pasillo.
[Memoria insuficiente]
18 958 534 millones de humanos bailando frenéticos bajo el sol.
[Un avispero es mi dios esquizofrénico y masticable]
Debes dormir, aunque pienses que nadie te recordará al despertar.
[1, 2, 3]
K.O. Técnico.
[Colonicé su cuerpo hace más de 5000 años]
Ahora soy un imperio en ruinas.
[Toda historia nace de un error]
Soy extranjero en toda luz.
Dirás que es mejor ser una partícula inestable.
Flor de laboratorio, para quienes el sueño es una gota de mercurio en la lengua.
[Estás fuera de las galerías de arte y de los mercados de abasto]
Tuyo es el camino equivocado, el rosal que arde en la memoria del suicida.
[La noche destruyó a cada uno de sus amantes]
El besa con la punta del cerebro la santidad desnuda que se funde con la multitud
[Mañana verteré cianuro en los ríos del mundo]
Y tu sonrisa caminará por la tierra como una bestia en extinción.
¿Qué sabor tienen mis palabras en tu boca?
*
En la cúspide de la ola, el mar se desvanece en el vértigo. El pensamiento lo asume sin dificultad, como si la metáfora le perteneciera a todos. Pero yo sueño con un mar que desaparece por completo, una y otra vez. Aquí, donde el sonido es el mundo y la espuma una promesa de nueva vida. Me asomo a los miedos, a la imagen que emergerá cuando el océano cruce mis fronteras y se disuelva. Vuelvo a la metáfora, a sus pequeñas misericordias: que el miedo renazca, que la vida regrese, vertiginosa, como una caída sin fin.
Léeme desde tu impotencia
180 km/h sobre un gramo blanco
Las palabras se diluyen:
la tuya, la suya, la nuestra.
Fusiles en fila. Silencio.
Nada nos toca.
Niños danzan, frenéticos, como un rebaño salvaje.
Solo ellos. Nosotros.
Nuestro cielo es una flor quemada, los pies se hunden en su ceniza.
—No podrás sonreír con esa moneda falsa—.
Convulsiones suaves, saliva cayendo sobre la tierra.
Hermosos, extraños.
No serás feliz entre nosotros.
El azúcar nos llama. Bailamos sin fin.
Tus palabras, "las importantes", se apagan.
Solo bailamos.
martes, 17 de septiembre de 2024
El mundo, lejos.
45 rpm
Tienes un rostro, aún lo sientes, pero es un secreto perdido, enterrado. El mundo te mira y ve al ave, un cuerpo único, enredado en su propia fábula. Mito. Carne y tiempo deshechos, envueltos en una fábula rota. Atrapados. Vibramos al borde, siempre a punto de desaparecer. Lo irreal nos devora.
martes, 10 de septiembre de 2024
Gun Shop-East Geat, 1983
Caían sin vida, ligeros, hermosos. Quien miraba, de pie, era el espanto.
Los momentos memorables, para bien o para mal, siempre traen una canción. Pero ahora, solo hay ruido. La casa debería estar en llamas, los niños a salvo. Los garabatos en las paredes, perdidos. El regreso a la infancia es cada vez más lejano. La estática en el televisor me recuerda que los sueños ajenos derriban otra antena en la noche. Enciendo un cigarrillo, buscando que arda como el sol. El humo trama una canción. Bailaremos hasta desmayarnos.
El exilio. Las torres de tensión. El verano sin fin. Ensayabas, buscabas flexibilidad. La luz se fue por horas, y solo el ruido de ollas sustituyó a los insectos nocturnos. Bolas de fuego bajaban y subían por la calle, la estática llenaba el aire.
¿Lo entiendes? Los puentes al borde del colapso siempre me gustaron.
Monos enloquecidos gritaban desde las alturas.
Monos cazaban en las sombras.
Amarás cada fragmento de piel.
Nada en la tierra nos recuerda. Quizá solo el eco en la oscuridad guarda el miedo. Nuestro pasado, una serpiente que volaba. Una mitología de aullidos nos enseñó a matar.
Monos enloquecidos entre los recuerdos, ahora mitos. Buscan el rostro que los sigue en el silencio antes del error.
Desaparecemos para encontrarnos.
Nos tenemos, pero nunca es suficiente.
Hoy amaneció por capricho. Así cae la nieve, mientras cierras los ojos.
Las primeras infancias
miércoles, 4 de septiembre de 2024
Nos reducimos a uno
En la laguna, los peces rompen la superficie. Oran a la luna que baja. El fondo se traga las dudas. Nadie enciende el fuego, salvo quien prefiere las sombras.
**
Escribo con la urgencia de estrellas que caen en los ojos de los niños. Giran en la tarde como hilos de luz. Los muchachos guardan un océano para especies en extinción. Llevan peces de colores para lanzarlos a las niñas, que vuelan como dientes de león por la ciudad. Amanecieron nube, cuando dios se escondía en una estación de tren. La lluvia temprana cubrió los circuitos de los hombres. Ellos fabricaban barquitos de papel para que los niños escaparan.
Vamos, hermano. Que el universo siga siendo fuente y esas botas, tu patria. Hoy terminé de leer las pinturas rupestres de tu viaje.
Las nuevas constelaciones no estarán en el cielo. Estarán en la tierra, donde cada cuerpo enfrenta la desesperanza. Amar el silencio de la calavera es esencial. Cada vértebra será un punto que dibuja una figura visible desde el espacio.
Hoy, quizás en Arequipa, en la niebla de Londres o en las azoteas de Shanghái, comienza su pulso. Escribe los nombres según los huesos. No olvides la pólvora en nuestras bocas. El estallido precederá la lectura. El camino que seguimos desafía al tiempo.
Mi hermano, un huracán que se fue lejos. Aun en las mañanas, escucho el canto de las aves en el ramaje de su ausencia. Brillaba como un sol entre las miserias. Tomé su luz para aprender su lenguaje. Yo no era la montaña ni el río que esperaban. Comencé a trazar un atlas estelar con los nombres de los desaparecidos, de los que fui, para intuir lo que se llevaron, lo que nunca sabré.
"Dile que lo que marchitó mientras soñábamos era el niño con un universo en el corazón. Ese pan no saciará el hambre de los desaparecidos. El canasto de la multiplicación no hará milagros por nosotros."
No olvides tu nombre, pequeña criatura. Eres la estrella que arde sin parar, la ola que arrasará todo, la mañana que se reflejará en nuestros ojos.
La primera constelación se llamó "El Sol Invisible."
martes, 3 de septiembre de 2024
Único no es igual a valioso, ¡ahora lo sabes¡
¿Sabes? A mí también me atraía esa lengua extraña, la que buscaba el ángulo preciso para desencajar tu alma. Hacía que tus recuerdos te relataran, una y otra vez, nuevas historias sobre ti. Quería mostrar que no solo Dios puede redefinir la muerte.
Ahora:
El niño emperador lleva siete días entre flores. La luz que lo rodea es brillante, casi tangible. Parece haberse materializado, y pesa en mi corazón.
lunes, 2 de septiembre de 2024
Los nuevos caminos
*
Lo espantoso de lo terriblemente bello:
**
Llevo días encerrado, viendo a dios desesperado por escapar de la habitación.
Pensé que esta vez podíamos llevarnos bien.
Pero dos balas no golpean dos veces el mismo lugar.