“El arte es una cicatriz en el cuerpo de la santidad”
¿No era ese el árbol que querías filmar mientras ardía?
Esperamos a que los químicos revelen su voluntad en la película.
Todo demora, como si la imagen se negara a nacer.
Todo tendría sentido si supiera que una casa existe. Si entre sus muros flotaran nombres como partículas inquietas, provocando tormentas eléctricas. Lo sabes bien: esto no es sencillo. No hablamos solo de un lugar; donde la rabia y la ilusión se levantan sobre ausencias.
Una casa debería ser ese chispazo, un contacto eléctrico que oscurece el horizonte, que deja la respiración suspendida, innecesariamente viva, luminosa.