jueves, 14 de julio de 2022

Ídolos

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Quería saberlo todo, a pesar del impacto. Hubo noches interminables donde la respiración era una bestia enloquecida, hubo noches interminables, donde asistíamos irreconocibles, mirando el mundo como dioses implacables.
Ahora regreso a la mío a las apuestas, al hipódromo. A las butacas sucias y vacías. A ver a mi viejo caballo. Famélico y cansado. Regreso para verlo trastabillar por los carriles infinitos. Sin voluntad. Convulsionando en cada tramo. Qué bello es ver morir un caballo. Una bestia inigualable. Qué bello es ver morir al caballo que amas. Su pelaje brillante solo visto por tus ojos. Qué bello e irónico. Abrazar lo que pronto está por partir. Y no poder sujetar lo que se va y desconoces por completo.

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