He conocido la felicidad,
sé lo que es,
estoy capacitado para describirla,
conozco también su final
Algunas precisiones sobre el día:
[345]
Llegaste tarde, pero el cielo seguía su curso.
Desatamos nuestras botas y fuimos ligeros.
Ian fue libre con aquel disparo.
Bailamos toda la noche.
Entramos por las ventanas del edificio Ford y las tapiamos.
Afuera, la ciudad ardía.
Aquí dentro podíamos vernos de verdad, sin reflejos, sin sombras.
Trepé por tu cuerpo como por el árbol de mi infancia.
Desde lo alto, el vértigo tenía tu forma.
Las imágenes se deshicieron.
Los huesos rotos pero los sueños intactos.
—Ian, enciende la radio—.
Los bombardeos sobre Berlín están por comenzar.
[390]
Sigo meciéndome en ese árbol entre sus ramas luminosas.
Nos vimos de nuevo cuando retiraron los cuerpos.
Los flashes nos devolvieron cierta vida.
Estábamos envueltos en periódicos viejos, llenos de noticias, llenos de gloria.
El humo subió, desafiando la gravedad del choque.
—Qué hermosa es la materia dispersa de los cuerpos—.
Vi nuestras almas en fuga, su forma exacta.
La exploración es la prioridad, aunque griten que nada es posible.
He vuelto.
[321]
¿Negociar la guerra?
No hubo detalles.
No quieres correr riesgos.
La casa sigue recordándome tus rencillas.
No sé qué relación hay entre Dios y los disparos de anoche.
Nadie salió herido.
Pocos inocentes.
Ninguno con un hogar al que volver.
Cenaremos temprano mientras los cimientos resistan.
Mientras el agua en el techo devuelva el olor de los jardines al colapsar.
Leningrado me hace pensar en los zares.
Hay un país en Sudamérica que no puedo recordar.
Quizá ya no exista.
[876]
La pobreza de su oro no nos cubre.
La palabra es serpiente alada.
La mujer que muerde los labios de su locura fecunda.
Los niños anudan galaxias a las colas de los perros que arden en alegría.
El espejismo humea.
El corazón estalla en la tierra de lo improbable.
La luz traerá de vuelta los imperios donde el aire tenía materialidad.
La copa del árbol que sostuvo al primer hombre.
Su cuerda.
Su revelación.
El resplandor que sedujo a la bestia que amaba en cavernas.
Esa sombra es mía.
Su perfección de ausencias delinea al verdadero ser.
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