Amanece, tengo la sensación de tener en la nariz el polen de todas las flores de África, imagino el largo camino a través del océano, mientras fecundan el inmenso Amazonas, sobrevolando los campos ilegales de coca, por encima de los hombros de los taladores ilegales, procuro para mi ese momento dorado mientras de súbito una gran bocanada de aire me devuelve al centro oscuro de mi cama.
"Qué otras pasiones, qué otros demonios" mi cabeza, me pregunta y me devuelve al mismo lugar, levántate, comienza el día, a pesar tuyo, remo cuesta arriba esta mañana, sin preguntarme nuevamente por mi nombre, pienso y giro en mi eje, sometiendo mi aliento a fuerzas ya frecuentadas por mi a la hora de encontrarme solo frente al espejo.
Tropiezo, la avenida llega cargada de referencias bíblicas, quizás exista una oportunidad más, quizás no tengo intenciones de tomarla, hacer como si nada hubiese pasado.
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