O mientras cierras los ojos. Recuerdas yo era ese niño que amaba los ojos de los peces en los mercados, esos ojos vacíos, por eso te busque en ellos. Ayer me dijiste que el sol no volvería a caer y te creí, profundamente, como un anciano cansado de repetir sus pasos. Me miraste como se mira el cuerpo de las reces en el mercado. Un parque de diversiones te sedujo, un parque derruido, a punto de colapsar. Antes de cruzar esa frontera que no sabes si la atravesaste como hombre o bestia. Solo seguiste adelante, dejando de lado ese jardín que te susurraron tus padres de pequeño. Ahora que podría decir después de haberlo visto todo y no haber comprendido nada. Entiendes? Soy esa parte que nadie quiere en su camino e irremediablemente brilla en el choque de katanas oxidadas. Tal vez pueda volver a pisar la misma mina antipersonal. Dios o algo parecido a ello me ha hablado bajito, con temor, sabiendo cuidar lo que ya está roto. Mira, ha caído el sol y no hay nada que pueda hacer.
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