Tomé su equivocación e inventé un amor.
Una luz que brilla por igual sobre el lomo de las mañanas
Mientras me encargo de rezar al dios de las equivocaciones
En la Cordillera de mis sentidos luminosos.
En las calzadas ardientes
Gran sueño de multíplices incertidumbres
Aras el día con la sombra pesada de tu fascinación a las nubes.
Sobre la gravedad de tus latidos y su relación con los caminos que se angostan hasta morir.
Aquí abajo
En mi casa celeste se respira tu aliento finísimo
Por sobre todas alucinaciones posibles
Al ras de mi equivocación y el aleteo de un colibrí
Llevo con orgullo la irresponsabilidad de esta sonrisa torcida
Que guardo entre los pliegues del día percudido por tu ausencia.
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