Destruyó mi mente, o lo poco que se percibía como tal.
El día empezó cuesta arriba, como de costumbre, de mala gana. Aún así debo admitir que intenté, restablecer el orden, de una secuencia anímica que me alejara de lo tópicos frecuentes y estúpidos, pero existía cierta estructura que se mantenía inalterable a pesar los intentos. Uno debería saber reconocerla, debería saber que ningún revés de fuerza impulsado desde la cintura hacia el mentón podría derribarla fácilmente. Busqué alguna sensación que nos distrajera del tedio, un alivio pasajero.
Jenks, Jaune, Niah, Ellys y Milou, ingresaron sin reparar en los estrados que ocasionarían, un allanamiento salvaje, mientras pensaba en voz alta:
"Llévense todo, las horas que restan, destrocen todo lo que el miedo ha edificado, destruyan los recovecos donde suelo huir ante las alarmas de la conciencia"
Qué puede ser más hermoso que este desastre donde el sol empieza lentamente a morir.
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