Hace un par de años volvimos a asentar los pies en la tierra, nuestra segunda estadía y resurrección.
¿Qué es un hombre sino 3 costillas fracturadas, 5 fisuradas y latido fuera de tiempo?
Asesina al hombre que hay en ti y deja al niño, nada más importa.
El mundo abre sus puertas. Libro cuarto el niño que cuelga del árbol de cerezos.
En el desierto los lamentos arremolinan la arena.
Por la noche un sapo enorme como una lengua en tu boca, en tu vientre yo como una nube.
Hace mucho la vida fue un cuadro turquesa impregnado por Klee.
Una turbulencia continúa.
Tiempo atrás escribiste: “A Kreit rompiendo las olas como si fueran la muerte” y terminé años después con las costillas fracturadas de felicidad sobre la playa.
Un color disuelto en una paleta de acuarelas de arena.
Ahora lo entiendo mejor.
Volví al punto donde comenzó todo, a escucharte bajito.
Volví como un niño a jugar y perdonarnos por el daño mutuo.
En esta playa las tortugas marinas vienen a desovar sus huevos en el eterno lazo con la tierra. Un acto de ironía. Tomando distancia quizás deba entender que rompí un regla fundamental.
Quizás todo lo que tuve quedó en el fondo como un acorazado con otro sueño.
Las palabras nunca fueron suficientes, menos en estos momentos.
Arica 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario