"La Federación Italiana de la Internacional de los Trabajadores nos había delegado a Cafiero y a mí para representarla en el Congreso que se debía celebrar en Suiza.
(...)En aquella época yo estaba enfermizo, escupía sangre y era juzgado tísico o casi, tanto más cuanto que había perdido los padres, una hermana y un hermano por enfermedad del pecho. Al pasar el Gottardo por la noche (entonces no existía el túnel y era necesario rodear la montaña nevosa en diligencia) me resfrié y llegué a Zurich, a la casa donde estaba Bakunin, por la noche, con tos y fiebre. Después del primer encuentro, Bakunin me acomodó una camita, me invitó, casi me obligó a extenderme encima de ella, me cubrió con todas las mantas y abrigos que pudo recoger, me dió té hirviente y me recomendó que estuviera tranquilo y durmiera. Y todo esto con una premura, una ternura materna que me conmovió el corazón." Ericco Malatesta sobre su encuentro con Bakunin. "Amar es querer la libertad, la completa independencia de otro; el primer acto del verdadero amor es la emancipación completa del objeto que se ama; no se puede amar verdaderamente más que a un ser perfectamente libre, independiente, no solo de todos los demás, sino aún y sobre todo de aquel de quien se es amado y a quien se ama." Un fragmento de la Carta a Pablo, de Mijail Bakunin.
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