viernes, 12 de diciembre de 2025

Música para lisiados

 


[...]

«Que el verso sea como una llave que abra mil puertas

Huidobro


¿Acaso sabías que esto terminaría así, perdido y petrificado, mirando una casa a la que nunca entrarás?

Ahora pregunto por los míos, por los que te vemos desde lejos, con los ojos llenos de mundo.

Disculpa la sonrisa, la alegría casi obscena, tal vez viene siendo la hora para que des el primer paso.

*

[...]


De donde vengo los gatos no son suaves nubes de algodón. Su ritmo es vertical sobre los cables de luz. 

De donde vengo el idioma es algo olvidado, el grito nos unifica en una sola piedra. 

De donde vengo la mujer que amo se balancea en los brazos de los desconocidos y pinta sonrisas con su rubor trasnochado. 

La duda lo envuelve todo en el recuerdo es un animal cotidiano colgándose de las cortinas del día.


He salido a respirar un momento. 

Ha caminar con las restas en el pecho a llenar una vestimenta dorada para nadie. 


De donde vengo los besos se dejan secar en los tendederos como carne salada para ninguna

 estación.


*

Me encontraba junto a Reiko y Akemi en un camión militar atravesando una ciudad alemana, fronteriza a la ciudad donde vivo actualmente, antes del Blitzkreig. Lo extraño de todo es la cercanía de las ciudades, que no tienen relación común en la realidad. bajamos al río, después de la movilización, con una botella de saque, hacia un puesto de control, desde ahí podía verse una cordillera y una aldea asentada en contra de la gravedad, pude notar dos puntos que resaltaban de manera especial una iglesia de estilo gótico absolutamente blanca y un edificio público, probablemente la gobernatura. Todo era fiesta. Yo iba tirando algunas prendas por miedo a los controles. Los escenarios iban alternando. Akemi volvió al camión mientras yo conversaba con el militar, este me invitaba a los festejos por la victoria en las batallas que yo pensaba perdidas. Fumaba como un demonio. Yo lamentaba haberme desecho de las cosas que pudiera haber tenido en los bolsillos de las prendas que tiré. Al encontrarme con Akemi me digo, Ryuichi dejó esto para ti, acaba de marcharse con Reiko. Recuerdo que ella hablaba de su frigidez refiriéndose a la música y su incapacidad de oírla. Cuando leí el mensaje, este decía:

"La música se deja oír. No Cesa nunca. Ryuichi"

No hay comentarios: