Oh claro, la luz.
Déjame pensarlo.
¿Apártala de mí, sí?
[466]
La redención es posible. Seducir los ojos de la furia a través del deseo que aguarda tras la contemplación. Las espadas son, en realidad, peones de la voluntad: brillan con mayor intensidad cuando las miradas se alejan de ellas.
¿Por qué tarda tanto en llegar? No es que extrañe la sensación de la lluvia, pero algo o alguien tiene que limpiar las calles repletas de gente, dejarlas como el desierto que somos, ya que este volcán no cumple su tarea primordial.
Condenada lluvia, déjame bailar y ver sus rostros de desconcierto estrellados contra las paredes.
Habías tomado todo lo que pensabas esencial de la ribera; no pensaste jamás que la sombra que refrescaba tu mente en los días soleados se haría con todo. Poco a poco sentías que no pertenecías a ningún punto del planeta, de allí tu fascinación por las ruinas, por lo esencial que el tiempo no pudo arrebatarle a la voluntad.
La redención es posible. Seducir los ojos de la furia a través del deseo que aguarda tras la contemplación. Las espadas son, en realidad, peones de la voluntad: brillan con mayor intensidad cuando las miradas se alejan de ellas.
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¿Por qué tarda tanto en llegar? No es que extrañe la sensación de la lluvia, pero algo o alguien tiene que limpiar las calles repletas de gente, dejarlas como el desierto que somos, ya que este volcán no cumple su tarea primordial.
Condenada lluvia, déjame bailar y ver sus rostros de desconcierto estrellados contra las paredes.
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Habías tomado todo lo que pensabas esencial de la ribera; no pensaste jamás que la sombra que refrescaba tu mente en los días soleados se haría con todo. Poco a poco sentías que no pertenecías a ningún punto del planeta, de allí tu fascinación por las ruinas, por lo esencial que el tiempo no pudo arrebatarle a la voluntad.
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