lunes, 27 de octubre de 2025

Un año más de eternidad


FRAGMENTO Y COMENTARIO DE VICTOR RUIZ

Hoy serían ochenta y cuatro, querido lobo. Un añito más ganado a la eternidad. Por eso viene este regalo para todos quienes te quisimos, el canto primero de Muerte de York.
Este 2025 se cumplen sesenta años del asesinato de Luis de la Puente Uceda, el líder del MIR a quien Rodolfo le dedica el libro. Han pasado la misma cantidad de años desde su escritura y casi el mismo tiempo que estuvo perdido, pero que, con la ayuda de Carlos Carnero, ha vuelto para pronto estar en sus manos:

1
En el viento que huye y la luna de Occidente, en
este sol enfermo que tritura las raíces, y en las vaharadas
del Acontecimiento que resuenan en linfáticas playas,
Jano Bifronte
yergue sus dos cabezas. Otea
las paradójicas edades de los hombres, y se reconforta
con hidromiel y sedas. Una coraza negra y amarilla. Una vibrante voz
que anuncia que los tibios van al infierno. Al infierno metafísico, o sea
a lo desconocido sin amor, a los brazos de los que ofenden a la naturaleza
porque antes fueron ofendidos por la naturaleza. Allá ellos, digo, allá ellos.
Jano!
Mago del silogismo y la parábola, igual que Cristo el joven. Una de tus caras
de barro y madera, la otra de vidrio y aluminio. En una de tus frentes
la machacada malicia, la otra hirviente de tiernas hierbas. Una de tus caras
mirando a la tragedia, otra al renacimiento. Oh, te pondremos una corona
de espinas, un báculo de acebo, y tu cabeza errante, sacudida
por el error de las esferas, sangrará de época en época, y
plantaré el olivo en quebradas temibles.
Jano!
Una oda pindárica y un relato de ciencia ficción: entre ellos a veces
no cabe la punta de una aguja, a veces vastos siglos de mineral ardiente,
a veces no cabe el aliento de un fantasma, a veces caben ciudades hiperbólicas,
arbitrios planetarios. Así sea. Hay trampa en lo moderno, y hay trampa en lo
clásico. No hay palabra que atraviese tres épocas o tres años
sin rajarse como un cráneo esponjoso, o desaguarse como un barril de aceite
sobre la pista pulida de las intenciones. La experiencia humana rebasa
cualquier símbolo, y no sobrevive en el símbolo.
Jano Bifronte!
Cúbreme los ojos con algodones empapados en colonia. Ver mata. Que yo
recuerde y no recuerde que el Hijo del Hombre era joven, que reconocía
su ingravidez y elasticidad caminando desnudo bajo la luna,
a la orilla de los ríos soberbios. Ah elástica y divina perfección! Que recuerde y no recuerde
la ciudad de Utopía columpiada en el aire por ángeles aciagos.
Mitos desbarrancados por manos de la Época, mitos nonatos, o de nuevo nacidos
bajo la cruda ovación de la luna de Occidente.


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