Por lo general, lo sabía, los asuntos de la vida de uno no suelen terminar de acuerdo a como según todas las estimaciones razonables deberían terminar. O según como las personas implicadas hacen las cosas o bien toman medidas que de un modo natural hacen más difícil que se hagan esas cosas. Pues una vez que una fuerza se inicia en uno, aumenta y adquiere dimensiones y matices y vida aparte y, a veces, tan acabada y legítima como la de uno mismo. Y si un hombre pudiera sentarse a examinar su propia vida de modo práctico y sensato, vería y entendería que en su vida nunca terminaba nada. Que las cosas sólo cambiaban y se convertían en algo distinto.
Un trozo de mi corazón, Richard Ford.
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