Imagino que los héroes siempre tienen el mismo final. ¿Desde niño pensé en lo que podría obtener de uno? Las penas, las cargas, los momentos épicos, realmente absurdos y patéticos, qué final encontrarían atrapados en sus pacificos corazones.
Tiempo después conocería a Johan Libenart, lo recordaría por siempre, huyendo, por toda Europa, hasta no poder más consigo mismo, hasta escribir, Ayúdenme, hay un monstruo al interior de mi que va a estallar.
Todos los mecanismos utilizados en la enseñanzas de las escuelas nazis estaban en su cerebro, en especial las de el profesor Bonaparte.
En su corazón todas las cosas son del pasado, el está allí presente, ante mis ojos, sin poder verme.
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