De nuevo bajo el cielo, enredado en la creencia certera del telón diurno, se levanta la figura del espanto. Los niños corren por las plantaciones de opio y no puedo recordar.
Dirijo mi mano al universo y siento el peso de cada uno de los astros en mi corazón.
Hemos recorrido bajo la forma de bestias salvajes los ojos vacíos de los hombres.
Escribe a pesar de ti mismo. Escribe, aunque sean contradicciones, tragate el mundo. Se la misma contradicción.
Camina estos parajes como el último ser de esta tierra.
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