martes, 8 de julio de 2025

El sueño de los estúpidos: La verdadera luz

LA PRIMERA LLEGADA DE FU


"Qué implacable, qué fría, 
qué inmunda bestia puede haber agazapada en el corazón de la mujer más frágil"

E. Sábato





[854]

¿Sabes? Esta es la ruta más corta para huir de la ciudad. Agarra tus harapos y a esa única amante que supo mirarte fijo sin bajar la vista. Apenas apagues esas voces — pitido agudo, masa que refuerza la mentira mugrienta de esta ciudad — verás cómo las luces desaparecen detrás del retrovisor, como tu corazón encogido. Déjalos girar, míralos girar, yo los hago girar mientras me hermanas con la negrura que les roe la cabeza.

[632]

¿Sabes? Vas a aparecer como esos milagros que obligan a la gente a reptar sobre el asfalto caliente. Me rogarás que deje escapar el humo viejo atascado en tu pecho. ¿Conoces ese camino? También podemos tirar las estrellas al polvo, dejar que se revienten contra la sombra que nos come vivos. Masticar el día como pescado crudo, espinas perforando labios, sangre en la risa, carcajada rota. Yo vi detrás de esa luz horrenda el brillo que guardaste por vergüenza.

[345]

¿Sabes?
Ni las sombras quisieron anudar sus piernas aquella noche en callejas pintadas de cal. No tendría que invocar la noche ni sus criaturas podridas — ellas beben y cantan porque quieren. Quizá estoy loco, quizá busco el vértigo de su rastro. No solo las ratas se revuelcan en vertederos, en los bordes podridos de los ríos; hay otros, espantados de la luz, que se entierran bajo la costra. Ese fuego no es tu fuego. Por eso apenas nos cruzamos. Aprendí de ellos: me pierdo en su estela, me dejo atrás, salto el filo; la luz me desnuda, la máscara cede.
Otro es el murmullo del río, otro la respiración de las bestias nocturnas.

No hay comentarios: