jueves, 25 de julio de 2024
Sanación
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Hay un chiste agradablemente vulgar acerca de Cristo: la noche antes de que lo arresten y lo crucifiquen, sus seguidores comienzan a preocuparse: Cristo todavía es virgen; ¿no sería bonito que tuviera una experiencia un poco agradable antes de morir? Así que le piden a María Magdalena que vaya a la tienda donde Cristo está descansando y lo seduzca; María dice que lo hará encantada y entra, pero cinco minutos después sale chillando, aterrada y furiosa. Los seguidores de Cristo le preguntan qué ha pasado, y ella les contesta: “Me he desvestido poco a poco, he abierto las piernas y le he enseñado la vagina a Cristo; él se la ha quedado mirando y ha dicho: ‘¡Qué herida tan terrible! ¡Deberíamos curarla!’, y suavemente ha colocado encima la palma de la mano”.
Así que hay que andarse con ojo con la gente demasiado empeñada en curar las heridas de los demás: ¿y si uno disfruta de su propia herida? Justo de la misma manera, la curación directa de la herida del colonialismo (regresar con todas las de la ley a la realidad precolonial) sería una pesadilla: si los indios de hoy en día se encontraran en la realidad precolonial, sin duda proferirían el mismo grito aterrado de María Magdalena.
Zizek
2014
Mis chistes, mi filosofía
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