jueves, 22 de octubre de 2015

Día xxz: Las campanas de niebla

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Regreso a la mío a las apuestas, al hipódromo. A las butacas sucias y vacías. A ver a mi viejo caballo. Famélico y cansado. Regreso para verlo trastabillar por los carriles infinitos. Sin voluntad. Convulsionando en cada tramo. Qué bello es ver morir un caballo. Una bestia inigualable. Qué bello es ver morir al caballo que amas. Su pelaje brillante solo visto por tus ojos. Qué bello e irónico. Abrazar lo que pronto está por partir. Y no poder sujetar lo que se va y desconoces por completo.

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