martes, 8 de julio de 2025

Turista de los buenos tiempos

HE REGRESADO DE UN SUEÑO OSCURO
AFTER VIDA



Sólo es hermoso el pájaro cuando muere destruido por la poesía
Leopoldo María Panero



Pues todo lo que toque mi cuerpo arderá.
Así los sueños se hicieron peces.
Todo lo que me roce arderá.
Así en los sueños flotaron peces muertos.

Deletrea tu angustia.
Tu calma.
Tu ira.
El renacimiento de tu hijo.
De nuestra madre en tu vientre.

Imagina.
Arde.
Ayer fuimos la corona de espinas.
Una ciudad sitiada por la sangre.
He llegado con este ejército de fantasmas.
Ellos me habitan.
Volvieron este circo un rostro.
Lenta agonía.
Panes multiplicados en los ojos del hambriento.
Qué lengua incierta me conduce hacia tu corazón.

Automatismo místico en la hora del lobo.
En la cordillera vertebral del mundo.
Es fuego — dices — mientras te purificas.
Es una oración en contra y a favor de los míos.
Infortunio y ceguera en el jardín de los maniatados.

Ya no soy un hombre.
Animal despreciado.
Derrotado.
Mira este cementerio que dejó la vida.
Cruces.
Guerras.
Soñaba este planeta azul.
Los míos: soles.
Lágrima a lágrima.
Metal caliente sobre la herida.
Derramé mi aliento.

Levantó las manos.
Se echaron a andar los bosques.
República de sabotaje.
Boicot a favor de todos.
En contra de todos.

Semillas en mi corazón para deshacer el plástico.
El plástico que amo: Warhol.
El moscardón azul anunciará su muerte.
El moscardón azul, al amanecer.

Así el corazón en llamas, de nuevo.
Contra ciudades de hielo.
La magia exacta en el momento equivocado.
Los cantos se hicieron oraciones.
Las oraciones se hicieron muertos.
Aun así se lanzaron contra mí.
Así fue.

Mira este desierto que dejó la vida.
Mide el calibre de este silencio.
Ya no pienso en mí cuando escribo que moriré.

Pobres de ustedes cuando el sol engañado no vuelva a salir.
Pobres los pobres.
Pobres los ricos.
Pobres nosotros.
Mi yo sentado en la cima del Himalaya.
Congelado para no volver a sentir.

Hace mucho fuimos una especie.
Hace mucho — pienso —
mientras mi hermano apunta su impotencia en mi cabeza:
Libérame.
Libérate.

Así volvimos a los árboles.
Y los árboles huyeron de vuelta a la semilla.
Alambradas conteniendo la bestia pura.
Hacia el borde del acantilado donde nadie pasa.
La vida respira otro aire.

También lo pensé: aparecer en la noche con todos los alimentos.
Con el traje brillante.
Eléctrico.
Lo pensé alto.
Sacudir el polvo galáctico de sus cabellos.
Orquestar la revolución.
La lucha de las máscaras.
En torno al fuego.

Él nos dio la palabra.
Nosotros un lago lleno de velas.
Así se construye la catástrofe.
Sobre mi hombro.
Ya no estaré aquí cuando tomen al otro sobre el hombro.
Cuando levanten el cadáver.
Mi corazón se detendrá.

El sueño de los estúpidos: La verdadera luz

LA PRIMERA LLEGADA DE FU


"Qué implacable, qué fría, 
qué inmunda bestia puede haber agazapada en el corazón de la mujer más frágil"

E. Sábato





[854]

¿Sabes? Esta es la ruta más corta para huir de la ciudad. Agarra tus harapos y a esa única amante que supo mirarte fijo sin bajar la vista. Apenas apagues esas voces — pitido agudo, masa que refuerza la mentira mugrienta de esta ciudad — verás cómo las luces desaparecen detrás del retrovisor, como tu corazón encogido. Déjalos girar, míralos girar, yo los hago girar mientras me hermanas con la negrura que les roe la cabeza.

[632]

¿Sabes? Vas a aparecer como esos milagros que obligan a la gente a reptar sobre el asfalto caliente. Me rogarás que deje escapar el humo viejo atascado en tu pecho. ¿Conoces ese camino? También podemos tirar las estrellas al polvo, dejar que se revienten contra la sombra que nos come vivos. Masticar el día como pescado crudo, espinas perforando labios, sangre en la risa, carcajada rota. Yo vi detrás de esa luz horrenda el brillo que guardaste por vergüenza.

[345]

¿Sabes?
Ni las sombras quisieron anudar sus piernas aquella noche en callejas pintadas de cal. No tendría que invocar la noche ni sus criaturas podridas — ellas beben y cantan porque quieren. Quizá estoy loco, quizá busco el vértigo de su rastro. No solo las ratas se revuelcan en vertederos, en los bordes podridos de los ríos; hay otros, espantados de la luz, que se entierran bajo la costra. Ese fuego no es tu fuego. Por eso apenas nos cruzamos. Aprendí de ellos: me pierdo en su estela, me dejo atrás, salto el filo; la luz me desnuda, la máscara cede.
Otro es el murmullo del río, otro la respiración de las bestias nocturnas.

miércoles, 2 de julio de 2025

Kon Tiki: Los árboles de la infancia

pero soy el coordinador de la angustia del universo,
el suicida que apostó su destino a la baraja
de la expresionalidad y lo ganó perdiendo
el derecho a perderlo
Pablo de Rokha

Azul
De tanto intentar la calma destrozo la sonrisa
He sobrevivido el plagio de un sueño 
Bajo los ojos un fantasma que escribe desde el futuro
Nada bendecirá el recuerdo detenido 
Solo la trayectoria de este misil en mi contra
Ningún viento cambiará esta suerte de hojas de coca cayendo
Milagros son los que convoca el ojo repleto de caminos en la niebla.


***


Conocí a ‘Mekal18 H2y’ mientras vagaba por un páramo donde lo dinosaurios habían dejado sus huellas . Me enseñó que el tiempo era un invento de los reptiles del futuro .Tenía una constelación de lunares en el cuerpo, que cambiaban de lugar según la hora del día. Creció soñando que las estatuas también tenían pulso. Con los siglos descubrió que la literatura es esculpir la eternidad sobre un trozo de hielo y que sus manos debían arder en sueño para esculpir su efímero oficio.
Trescientos años después salió del mar y conto que su libro favorito eran mis manos dándole nueva forma al mundo.

[Aun puedes dejarme sin respiración, detener el pulso de estas ruinas]


martes, 1 de julio de 2025

O cuando un gigante se levanta


LA DEMENCIA DE LOS CUERPOS DE LEWY


Nuestro sistema está creado para asegurar las libertades de los peores de nosotros.
Larry Flynt


Cassius Marcellus Clay irrumpe en el mundo. Canta con un tobillo lastimado por la luz. Canta y es la voz de todos los mendigos en las batallas desconocidas en los pueblos inexactos. Él canta con un lenguaje parecido al agua del jarrón que rompió cuando niño.
Cassius se mueve con la misma velocidad de las montañas, imperceptibles al ojo humano. Observa e intuye a su enemigo en la espesura de su ceguera. Canta y lo escucho con la intimidad perfecta de una piedra.
-Hey muchacho, sé una lanza; aunque solo puedas serlo por un segundo, aunque pienses que no eres capaz de alcanzar a tocarlo. Hubieron días en los que nunca pude alcanzar sus ojos. Ni en el escenario más iluminado en la noche estelar. Sé una lanza. Húndete hasta que sientas que no puedas volver atrás, así solo sientas que te sostiene el aliento que alguna vez fue suyo-