Porque a pesar de todas estas muertes sucesivas, de la idiosincrasia del agua y todo objeto celeste. Me cuestiono este cúmulo de nubes en el pecho. Este despertar en cada gesto que me empareja con la muerte. Pues debido a ello puedo descansar esta turba de colores en la hierba. Porque a pesar de ser cierto, de creer en la supremacía del oro bendito de tus alucinaciones, a pesar de todo esto, puedo hundirme lentamente en el sueño de los metales más preciados que gravitan en torno a la idea fabulosa de tu existencia eléctrica. A pesar de la muerte misma que se instala en este reino donde los pájaros se estrellan a tus pies, confundidos, como yo en este instante donde se quiebra el universo.
Los niños eléctricos y su última visión. Rostov 1932
A ti por todas las razones. Aunque ninguna sea suficiente y verdadera.