miércoles, 2 de julio de 2025

Kon Tiki: Los árboles de la infancia

pero soy el coordinador de la angustia del universo,
el suicida que apostó su destino a la baraja
de la expresionalidad y lo ganó perdiendo
el derecho a perderlo
Pablo de Rokha

Azul
De tanto intentar la calma destrozo la sonrisa
He sobrevivido el plagio de un sueño 
Bajo los ojos un fantasma que escribe desde el futuro
Nada bendecirá el recuerdo detenido 
Solo la trayectoria de este misil en mi contra
Ningún viento cambiará esta suerte de hojas de coca cayendo
Milagros son los que convoca el ojo repleto de caminos en la niebla.


***


Conocí a ‘Mekal18 H2y’ mientras vagaba por un páramo donde lo dinosaurios habían dejado sus huellas . Me enseñó que el tiempo era un invento de los reptiles del futuro .Tenía una constelación de lunares en el cuerpo, que cambiaban de lugar según la hora del día. Creció soñando que las estatuas también tenían pulso. Con los siglos descubrió que la literatura es esculpir la eternidad sobre un trozo de hielo y que sus manos debían arder en sueño.
Trescientos años después salió del mar y conto que su libro favorito eran mis manos dándole nueva forma al mundo.

[Aun puedes dejarme sin respiración, detener el pulso de estas ruinas]


martes, 1 de julio de 2025

O cuando un gigante se levanta


LA DEMENCIA DE LOS CUERPOS DE LEWY


Nuestro sistema está creado para asegurar las libertades de los peores de nosotros.
Larry Flynt


Cassius Marcellus Clay irrumpe en el mundo. Canta con un tobillo lastimado por la luz. Canta y es la voz de todos los mendigos en las batallas desconocidas en los pueblos inexactos. Él canta con un lenguaje parecido al agua del jarrón que rompió cuando niño.
Cassius se mueve con la misma velocidad de las montañas, imperceptibles al ojo humano. Observa e intuye a su enemigo en la espesura de su ceguera. Canta y lo escucho con la intimidad perfecta de una piedra.
-Hey muchacho, sé una lanza; aunque solo puedas serlo por un segundo, aunque pienses que no eres capaz de alcanzar a tocarlo. Hubieron días en los que nunca pude alcanzar sus ojos. Ni en el escenario más iluminado en la noche estelar. Sé una lanza. Húndete hasta que sientas que no puedas volver atrás, así solo sientas que te sostiene el aliento que alguna vez fue suyo-